La mayoría de las empresas, eso espero, tienen claro que, así como hay que tener escritorios, computadoras, teléfonos, pólizas de seguro; hay que tener un sitio en la web. Lo que gran parte de las personas a cargo de implementarlo, no saben, es que este es un proyecto mucho más complejo, importante y estratégico para la marca, de lo que normalmente se piensa. He visto casos de empresas con unas instalaciones espectaculares, con unos modelos de negocio novedosos y de avanzada, que producen grandes volúmenes de ingresos, pero cuya página web es apenas un timido asomo cibernetico de su logo, acompañado de algunas palabras escritas de prisa y sin ganas.
Estas páginas, describen las características de los productos y servicios que se ofrecen en el mundo real, como saliendo del paso e invitando, en el mejor de los casos, a los eventuales y desprevenidos visitantes, a que mejor vayan a comprar en su red de distribución o puntos de venta de la vida real. Otras empresas, tienen una autoritaria presentación “interactiva”, que habla por si sola, soltando una cascada de fotos de las instalaciones y de sus productos, que orgullosamente se exhiben sin dejar la más minima posibilidad de interactuar, ni de saber donde se consiguen, ni cuanto cuestan esos productos.
Otras empresas, tienen desde hace varios años un lacónico “estamos construyendo nuestro sitio” adornado con una señal de una excavadora, y un formulario de contacto línea, del que nadie sabe cómo recuperar, lo que por ahí llega.
Muchas otras compañías, por el contrario, saben que la Internet es ,de hecho, una sucursal virtual de su negocio, abierta las 24 horas del día, es como tener una ventanilla abierta al público, que puede hacer cosas tan diversas, como entregar información, atender reclamos, realizar ventas o recibir pagos, entre otras muchas tareas. Empresas, como bancos, universidades, medios de comunicación, entidades del gobierno o fabricas de automotores, han visto en la Internet , un nuevo canal de distribución de información o servicios; una extensión de lo que hacen en su plataforma original, que les permite “estar ahí” siempre.
Cuando una empresa hace uso de la Internet de manera adecuada, y utiliza las nuevas tecnologías para enfocar su aproximación web hacia su público objetivo, siempre va a tener la posibilidad de que sus clientes potenciales, o los que ya lo son, sientan que es una empresa en la que se puede confiar, porque “siempre está ahí”; no importa lo que esta empresa ofrezca como producto o servicio, no importa a que grupo objetivo se dirija, no importa en qué país o región esté, siempre va a haber un puñado de personas conectadas a la Red, que van a tener la necesidad o al menos la curiosidad, de navegar por su sitio web.
Es un momento precioso, de esos de, todo o nada, en que que la Marca tiene la oportunidad de lucirse o la inmensa posibilidad de quedar mal, si no está preparada para esto. En resumen, “estar ahí” siempre, es una permanente oportunidad para ofrecer, vender o dar soporte postventa de sus productos o servicios, aún en momentos en que todas la luces de su negocio están apagadas y sus empleados descansando, porque la Internet nunca descansa.